Hoy en Twitter varios tuiteros comenzaron a utilizar el hashtag (etiqueta para un tema) #Mexicoquequiero, luego de la propuesta de León Krauze, locutor de la segunda emisión del noticiero «Hoy por Hoy» en W Radio, como para expresar que hay muchas situaciones de este país que podrían, definitivamente, mejorarse. Las propuestas son muchas, como podrán ver:
También hay quien se burla de este tipo de reflexiones colectivas, sin embargo, creo que lo bueno de hablar de estos temas es que nos pone a pensar realmente qué queremos en el México que vivimos hoy, que viven y vivirán nuestros hijos cuando ya no estemos, ¿qué queremos ser como país?
En mi caso, aparte de reflexionar, me parece que hay que pensar en acciones para lograr ese México que quiero. No se puede pedir que las cosas cambien si uno no comienza, aunque suena a cliché, con la persona en el espejo.
Por ejemplo, si en el México que quiero deseo respeto de parte de las personas con las que convivo diariamente, directa o indirectamente, entonces ofrezco respeto a las personas con las que comparto cualquier cosa (vecinos, conocidos, personas con las que hago una transacción desde comprarle el periódico hasta la cajera o cajero que me atienden en el súper, el conductor que circula junto a mí en una avenida, el chofer del autobús que me lleva de un lado a otro, etc.). Respeto en la forma de hablarles con amabilidad, no hacer ruido como si no tuviera a nadie alrededor, cuidar lo que hacen mis mascotas, evitar que, voluntaria o involuntariamente, mis hijos de alguna forma dañen lo que pertenece a otros, ayudar si me es posible en la limpieza de los espacios comunes, escuchar su opinión sin tratar de cambiarlos, expresar lo que pienso sin menospreciar, no discriminar por género, edad, educación o situación social.
Si quiero un México en que las personas tengan una mejor cultura, que sepan de su historia, que no difundan rumores y mentiras, ¿por qué no comienzo por aprender yo mismo, por investigar, por retar y tratar de comprobar qué tan ciertas son mis creencias, aún las más pequeñas, aún esa información que ‘nos llega’ y damos por hecho, por ser curioso y no dejar que esas ganas de saber que tenemos desde que nacemos se pierdan? Sería, obviamente, una ganancia personal, pero también para la gente que me rodea.
¿Por qué, si quiero un México limpio, no comienzo por hacer lo que pareciera obvio: no tirar basura, no regar las plantas con agua potable, separar lo orgánico de lo inorgánico, aprender incluso -si tengo jardín- a hacer composta, verdaderamente tener el automóvil en las mejores condiciones para no contaminar?
Si quiero un México sin corrupción, hacer lo imposible para evitar darle mordida al elemento de Tránsito que nos detiene con la obvia intención de obtener ‘para su chesco’, a los que nos piden dinero para realizar un trámite, al «coyote» que nos dice que agilizará el proceso burocrático si lo dejamos en sus manos y le pagamos x cantidad, etc.
No digo que sea sencillo, todas estas cuestiones sí requieren esfuerzo, requieren estar conscientes de lo que estamos haciendo día con día, requiere desde apagar la televisión con la ‘taranovela’ para mejor tratar de leer algo que nos ilustre hasta, si nos pasamos el alto o incluso sin haberlo hecho, digamos «deme mi infracción», en fin, es una cuestión de mucha voluntad y fuerza de carácter. Habrá momentos que será muy difícil, que se nos pasará, que cederemos a la tentación, pero ¿qué tal tratar de hacerlo 8 de cada 10 veces? ¿7 de cada 10?
Creo que no podemos poner siempre la responsabilidad del cambio en manos de alguien más, no podemos comportarnos de la misma forma que aborrecemos porque ‘todos lo hacen, mi esfuerzo no sirve de nada’. ¡Claro que sirve! Sirve para uno mismo, para saber que al menos se es congruente con lo que se piensa. Sirve mucho más aún si guiamos a alguien más, si tenemos a alguien a quien influir: amigos, hijos, vecinos, conocidos, familiares.
Esto es una reflexión totalmente personal, habrá quien sienta que hay otro tipo de cosas mejores que tratar de lograr individualmente que las cosas cambien. Sin embargo, entre más personas nos demos cuenta que nuestras pequeñas acciones podrían unirse para lograr un fin colectivo, el país que queremos ser irá materializando. Quizá no viva para verlo, pero no por eso voy a dejar de luchar para que suceda.
P.D. Los tweets que ven en este post fueron tomados aleatoriamente de una búsqueda hecha en http://search.twitter.com.