Y no sólo hablo de aquellas en las que te quieren hacer creer que tu familiar está preso o que la van a secuestrar (que esas son las estafas graves y terroríficas).
Hablo de las que nos hacen los vendedores de diversos bancos y demás servicios cuando hablan a los domicilios ofreciendo una cosa y enjaretándote otra.
La más reciente que me pasó y que hoy platicaba con amigos es la que hace Telmex con su servicio Infinitum (o bueno, los de atención a clientes de este servicio, no sé si Telmex específicamente les diga que hagan eso o lo se salten las reglas de su empresa con tal de ‘vender’).
Pues bien, si uno es cliente de Infinitum por x cantidad de tiempo, una persona de éstas te llama y te ofrece muy amablemente el modem inalámbrico, para que puedas conectar tu laptop sin cables y bla bla, «totalmente gratis».
Lo que no te dice la lindísima (es un decir) persona detrás del teléfono es que cuando te llegue la caja, la cual ya aceptaste que te envíen, adentro viene un contrato de que tienes que tener Infinitum dos años más o te cobran el dichoso modem (por supuesto, a precio de las perlas de la Virgen con todo y correa).
¿Les parece justo? ¿Verdad que no? Y claro, si te vas a quejar pues seguramente te harán que des mil vueltas y mil corajes que ni valen la pena.
Lo mismo hacen los bancos… Te llaman, con su perorata te enredan, incluso con decir tu nombre ya con eso ya casi es como si aceptaras su oferta y te mandan felizmente una tarjeta de crédito nueva que nunca solicitaste (a mi suegro le pasó eso).
¿De qué se trata? ¿No debería Profeco, en vez de esperar denuncias, trabajar proactivamente (es decir, adelantarse a la estafa) y detener a esta gente? En fin, sueño, supongo.