De feminismo, feminicidio y pifias de la autoridad

Hace ya tiempo que no escribo por acá, pero el tema lo amerita.

Como muchos sabrán, esta semana, el miércoles para ser precisa, ocurrió el hallazago de una mujer asesinada en instalaciones de la UNAM: Lesvy Berlín Osorio, de 22 años de edad.

Su cuerpo se encontró junto a una cabina telefónica frente a la facultad de Ingeniería. La causa de su muerte aparentemente fue estragulacion con el cable del teléfono. En su mano tenía una cadena de perro.

Todo esto, horroroso como suena, provocó que varias mujeres comenzaran a organizarse para exigir justicia y mayor seguridad en el amplio campus de la UNAM, donde nunca ha sido satisfactoria la seguridad y se dan muchas prácticas desde hace tiempo (como drogadicción, por ejemplo) que no hacen precisamente pacífico el lugar.

De mal en peor con la Procuraduría

Pero la indignación creciente aumentó sin duda cuando la Procuraduría General del Distrito Federal decidió que lo primero que debía informar acerca del caso eran presuntos detalles y datos de la vida privada de la víctima.

La Procuraduría, en vez de centrarse en informar el avance de la investigación, qué posibles hipótesis existían (si es que podían divulgarse), las medidas de seguridad que se estaban tomando tras este hecho, en fin, multitud de temas relevantes, decidió que los «datos prioritarios» a informar a los medios eran supuestas declaraciones del novio y la madre de la víctima.

Y las declaraciones que decidió publicar como comunicado y como tweets fueron que la chica «era alcohólica», ya no estudiaba en la UNAM pues «debía varias materias», además de que «vivía en concubinato con el novio» y en la noche de su muerte «fue a una fiesta a alcoholizarse y drogarse».

También publicó declaraciones que supuestamente hizo la madre de que se había ido a vivir con el novio porque «ya no sabía qué hacer con ella». Igualmente, que ambos jóvenes tenían trabajos temporales, ella paseaba perros y él era intendente en una preparatoria pública.

Incluso, una de las primeras hipótesis, a HORAS del descubrimiento, fue que había sido suicidio (a pesar de la forma en que fue encontrado el cuerpo, que no era consistente con esa idea).

Por supuesto, en cuanto muchas personas que seguimos el caso notamos los datos que la Procuraduría decidió publicar, nos comenzamos a preguntar cosas obvias: ¿qué relevancia tenían para el caso?, ¿cómo llegaron tan rápido a la hipótesis de suicidio?, ¿basados en qué pruebas?, ¿qué aportaba que fuera o no alcohólica, que viviera con su novio, ¡que debiera materias! en el caso?

Y es que como en anteriores ocasiones la Procuraduría ha optado por publicar datos de las víctimas de un asesinato que no aportan nada a los casos, como su posible vínculo con el narcotráfico o la prostitución, por ejemplo.

Reacciones en las redes

Hubo mucha indignación, mostrada en redes sociales principalmente, al grado que en Twitter se creó la etiqueta o hashtag #SiMeMatan, donde varias mujeres (me incluyo) tuiteamos los datos de nuestra vida que seguro usaría la Procuraduría de nuestra localidad para ‘justificar’ nuestros asesinatos.

Como no falta nunca, algunos cuestionaron el por qué de la indignación. Según estas personsa, la victimización de quienes mueren asesinatos es común y ‘nunca protestamos por ello’. Según ellos, no hay mayor victimización en el caso de Lesvy por ser mujer.

Incluso que por qué veíamos mal que publicaran esos detalles de la vida de la víctima si son «normales».

No puedo ni siquiera expresar el tipo de decepción que me da a veces leer estas reacciones, llenas de sexismo introyectado, que ni siquiera las notan.

Porque, por supuesto, las mujeres debemos estar enteradas y protestar ante todos los casos de victimización porque si no somos ______ (ponga acá su etiqueta favorita, pero las que leí fue insensibles, egoístas, preocupadas solamente de nuestra causa, hipócritas y otras bellezas).

También, porque es pura casualidad que lo primero que decida sacar a relucir una Procuraduría sea una hipótesis que no ha tenido tiempo de probar, absurda, así como datos, precisamente totalmente irrelevantes para la investigación.

Victimización y misoginia

¿Qué necesidad puede tener la Procuraduría de pasar ese comunicado a todos los medios? (Que, por cierto, alegremente y sin ningún tipo de cuestionamiento ético los publicaron tal cual). Ninguna, excepto si quiere quitarse de encima a los medios, a quienes protesten y de paso sembrar la idea de que esta chica con vida disipada tarde o temprano iba a terminar así.

Esto no es profesional. Y cuando en otros países instancias de justicia publican, ante la muerte de una persona, datos de su vida personal irrelevantes a su muerte, lo primero que se señala es que se quiere, de alguna manera, minimizar su muerte o incluso justificarla. Véase, por ejemplo, los casos de asesinatos de policías a personas afroamericanas en Estados Unidos.

Y es que ese tipo de datos JAMÁS se publicarían de ser una población no vulnerable. Ejemplo, de un hombre no se diría jamás «salió a una fiesta, tarde, era alcohólico y vivía con la novia sin casarse». Suena, incluso, absurdo, porque como nadie juzgaría a un hombre por estos datos, ni siquiera se publican.

Pero como la doble moral y la misoginia es algo que permea la mente de muchos, aunque se niegue, claro que las autoridades que quieren quitarse un caso de encima saben que publicar algo así hará que automáticamente muchos juzguen a la víctima.

La reacción que se me hace más absurda, por decir lo menos, es eso de que las mujeres, pero sobre todo las feministas (como si tuviéramos una sola mente, nos informáramos todas al mismo tiempo, nos moviéramos en el mismo ámbito) tenemos que estar enteradas de todos los casos de culpabilización y revictimización no solamente de mujeres, sino de cualquier población vulnerable o no.

Perdón, ¿por qué? ¿Acaso los críticos de que no reaccionemos se enteran de TODOS los casos que existen de culpabilización? ¿Protestan, al menos en redes? ¿Exigen a sus autoridades? ¿Hacen algo? ¡Claro que la mayoría no lo hace! Pero se dan baños de pureza y, de nuevo, culpan a las mujeres de no hacer nada.

Con esto en mente, ¿por qué el peso de las protestas, según ellos, debe recaer en las mujeres, específicamente las feministas? ¿Por qué concentrarnos y tratar de protegernos entre nosotras de los casos de violencia extrema por género que ocurren diario en este país -siete feminicidios diarios, según estadísticas- es egoísta, malo y reprobable?

Perdón, eso no es minimizar otras violencias. Simple y sencillamente: la violencia que se ejerce contra las mujeres es diferente y no lo digo yo, lo dicen múltiples estudios de la violencia de género.

Por supuesto que cualquier caso de violencia y culpabilización de las víctimas es reprobable. Pero es absurdo e injusto que una sociedad apática, perezosa, que no parece reaccionar ante nada, que no hace nada ante los miles de muertos, de fosas clandestinas, de desaparecidos, se moleste cuando las mujeres, particularmente las feministas, reaccionamos a casos que nos afectan directamente, nos organizamos y exigimos que dejen de matarnos, y matarnos con saña, con intención de humillar, de dar una lección, de mostrar su poder, así como además cuando minimizan nuestras muertes y nos hacen preguntarnos que dirán de nuestra vida privada para justificar si nos matan.