Lo que las noticias nos están causando

Un artículo en Slate afirma que las noticias sí están causándonos cambios, pero no tan extremos como muchos esperarían.

Últimamente parece que el mundo está cayéndose a pedazos: los bombardeos en Gaza, cientos falleciendo en Africa por el Ébola, conflictos en Iraq, Ucrania y Siria, aviones que se han caído (o al menos así lo percibimos) demasiado seguido.

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Así lo sentimos quienes presenciamos estas noticias desde la distancia a través de los múltiples noticieros y redes sociales. Y eso ha hecho que estudiosos se pregunten qué efecto está teniendo en la gente la exposición 7 días, 24 horas del día, a noticias trágicas en otros lados del mundo.

Una profesora de la Universidad de Texas-San Antonio, Mary McNaughton, es la investigadora líder de un proyecto para encontrar una conexión entre el consumo de medios y el estrés.

Para comenzar, de acuerdo al artículo, los medios actuales, ante la fuerte competencia entre ellos y otras formas de información, tienen mayores incentivos para favorecer una cobertura de noticias emocionalmente abrumadoras y espantosas. Las cadenas de noticias actúan bajo la idea de que tienen que ser sensacionalistas, atraer la atención.

Para muchos, es difícil dejar de sentir que hay una corriente continua de negatividad, amplificada por las redes sociales. Sin embargo, esta dieta de malas noticias no causa ni estrés postraumático, ni ansiedad ni depresión si no se está predispuesto a padecer estas condiciones. De hecho, es difícil establecer una causa: podría ser incluso que la gente ya deprimida o ansiosa es más propensa a buscar malas noticias y éstas a su vez podrían empeorar los efectos de estas enfermedades en cierta forma.

El artículo sí dice que las noticias están causando una sensación de desesperanza, de ver el mundo como un lugar más oscuro, causando cierto daño en aquellos de tendencia optimista.

Sin embargo, al preguntarle a la gente de su entorno inmediato en general veían que éste no era tan malo. Pero al hablar de zonas remotas, incluso en el mismo país, es difícil tener una evaluación propia de esta situación, por lo cual uno acude a lo último que vio en las noticias. Y las noticias casi siempre informan de situaciones extremas.

Y además, el ver sólo noticias negativas de otras partes de su país y el mundo puede afectar la forma en que se toman decisiones y su visión política, sea o no que su pesimismo tenga bases. Entre más amenazada se sient una persona, más apoyará, por ejemplo, políticas de derecha. La gente que cree en el concepto de la maldad sin freno apoya más cosas como la tortura y otras políticas violentas.

Esto puede afectar incluso cambiando el mundo, como cuando George W. Bush aprovechó los eventos del 11 de septiembre para pintar a Al Qaeda y sus afiliados como una amenaza para el mundo occidental. Así, cuando la gente ve el mundo peor de lo que es, hay consecuencias.

Pero, curiosamente, hay evidencia de que aunque hay zonas donde efectivament existen conflictos y las cosas están empeorando, el mundo en general se está convirtiendo en un lugar mejor, más seguro, saludable y más humano.

El asunto es que las malas noticias nos están llegando más y más destacadas que antes. ¿Cómo se batalla contra esta constante lluvia de situaciones negativas? Una técnica eficiente es la obvia: apagar el medio o dispositivo donde se están consumiendo. Hay que tomar, de vez en cuando, un break de las noticias. Pero si esto no es realista (si por tu trabajo o en tu vida no es simple apagarlo todo) otra técnica recomendada es no consumir de todo sin conciencia: el buscar contexto y tratar de entender un panorama general ayuda a no sentir que TODO está mal.

En pocas palabras, es útil pensar que si se están viendo más y más noticias negativas quizá no es que todo está tan mal como éstas lo pintan, sino que los medios logran más rating (y eso les ayuda a tener ganancias) cuando exageran o presentan sólo lo más sensacionalista.