Crítica a cierta juventud de sangre fría

¡Qué texto de Chimamanda Ngozi Adichie! Contundente.

Está completo en su sitio, esto es la parte 3, de la cual encontré esta imagen y luego encontré el original, acá: https://www.chimamanda.com/Lo traduje para que lo puedan leer quienes no les guste o no quieran leer en inglés.

Es traducción rápida y libre, disculpen si hay errores.

«En cierta gente joven hoy, como estos dos de mi taller de escritura, he notado algo que encuentre cada vez más preocupante: una avaricia de sangre fría, un hambre de tomar y tomar y tomar, pero nunca dar; un masivo sentimiento de ‘merecimiento’ (de un privilegio no ganado); una inhabilidad para mostrar gratitud; una facilidad con la deshonestidad y la pretención y el egoísmo que está formulado en el lenguaje del auto cuidado; una expectativa de siempre ser ayudados y recompensados no importa si lo merecen o no; un lenguaje que es escurridizo y elegante pero con poca inteligencia emocional; un nivel impresionante de egocentrismo; una expectativa irreal de puritanismo de otros; una inflada sensación de habilidad o de talento, donde no hay ninguno; una incapacidad para disculparse, verdadera y completamente, sin justificaciones; una representación apasionada de virtud que es bien ejecutada en el espacio público de Twitter pero no en el espacio íntimo de la amistad.

Lo encuentro obsceno.

Hay muchas personas conocedoras de redes sociales que se están ahogando en la santurronería pero a quienes les falta compasión, quienes puede pontificar de forma fluida en Twitter acerca de la bondad pero son incapaces de en verdad mostar bondad. La gente cuya vida en redes sociales son casos de estudio en aridez emocional. Gente para quien la amistad, y sus expectactivas de lealtad y compasión y apoyo, no importan más.

Gente que declara amar la literatura -las complicadas historias de nuestra humanidad- pero también están monomaniáticamente obsesionados con cualquiera que sea la ortodoxia ideológica predominante. Gente que demanda que denuncies a tus amigos por razones endebles con el fin de permanecer siendo un miembro de la clase puritana elegida.

Gente que te pide ‘educarte’ a ti misma mientras que ellos no han leído de hecho ningún libro, al mismo tiempo que no son capaces de defender inteligentemente sus propias posturas ideológicas, porque por ‘educarse’ ellos de hecho quieren decir «repite como un loro lo que digo, aplasta cualquier matiz, desea lejos cualquier complejidad».

Gente que no reconoce que lo que ellos llaman una opinión sofisticada es realmente una mezcla simplista de abstracción y ortodoxia -la sofisticación en este caso es una presunción de cuán bien informados están acerca de la actual versión de la ortodoxia ideológica.

Gente que esgrime las palabras ‘violencia’ y ‘convertir en un arma’ como horcas manchadas. Gente que depende de la ofuscación, que no tiene compasión por nadie que solo es genuinamente curioso o está confundido. Les haces una pregunta y te dicen que la respuesta es repetir un mantra. Preguntas de nuevo para mayor claridad y eres acusado/a de violencia. (Qué irónico, hablando de violencia, fue uno de estos dos quien animó a sus seguidores en Twitter a tomar sus machetes y atacarme).

Y así tenemos una generación de gente en redes sociales tan aterrorizada de tener las opiniones equivocadas que han sido despojados de la oportunidad de pensar y aprender y crecer.

He hablado con gente joven que me dicen que están aterrorizados de tuitear cualquier cosa, que leen y releen sus tweets porque temen que serán atacados por su misma gente. La presunción de buena fe está muerta. Lo que importa no es la bondad sino la apariencia de bondad. Ya no somos seres humanos. Ahora somos ángeles presionando para hacer caer a otro. Dios nos ayude. Esto es obsceno».

Día de la Mujer y por qué el feminismo no es una mala palabra

Siempre me he considerado feminista, incluso cuando no conocía en toda su amplitud el significado completo del movimiento (les digo a las 14 años, cuando difícilmente tenía acceso a información histórica sobre cómo surgió este movimiento, qué pedía, cuáles fueron sus luchas iniciales, cuáles eran sus luchas actuales en ese momento, muchas décadas después de su surgimiento, etc.)

Pero es que viviendo como mujer y además, viviendo como mSe acerca el Día Internacional de la Mujer (8 de marzo) y aunque anteriormente he escrito expresando más que nada que no es día de felicitar, festejar o hacer poesías a lo ‘hermoso que es la mujer’, sino para reflexionar, recordar y exigir se terminen las desigualdades que existen en pleno siglo 21 contra la mujer, hoy además quiero hablar de una ideología que para muchos pareciera ser una mala palabra: el feminismo.

Siempre mujer en una región habituada al acoso, a la violencia contra la mujer, a la desigualdad sistemática, no podía sino percibir estas inequidades, quizá un poco instintivamente y con menos conciencia, pero percibirlas y oponerme a ellas.

Porque sólo quien vive en una situación y en un ambiente de desigualdad, incluso aunque no lo padezcan en sus formas más terribles, puede testificar que sí, que sigue existiendo esa desigualdad, señalar sus manifestaciones, expresar cómo le afecta a ella o él personalmente y a sus congéneres que viven la misma condición (así hablemos de sexismo, racismo, homofobia, el tipo de discriminación que gusten). Es decir, sucede con todas las desigualdades: quienes viven una situación de privilegio difícilmente perciben que existen esas desigualdades sistemáticas, quienes están padeciendo la desigualdad por supuesto que las señalan y piden que se termine.

Y pues habría que clarificar que el feminismo expresa que con lo que se quiere terminar es esa situación en que, dependiendo de tu género, se vive una situación de privilegio automático (ventajas automáticas), otorgado sin requisitos, tan normalizado que quienes lo disfrutan no lo perciben, o una situación donde por su género algunas viven un diferente trato, perciben diferente sueldo, tienen diferente educación, diferente vida social, incluso diferente alimentación, sus expresiones son minimizadas o totalmente descalificadas, se le violenta en muchas maneras: emocional, psicológica, físicamente, incluso se le mata por ser mujer.

Que se quiera igualar el terreno, que un género no viva todas las desigualdades mientras que el otro tiene todos los privilegios eso es lo que busca el feminismo.

Y es que este sistema patriarcal tiene consecuencias no sólo para esas mujeres en lo individual, sino en general, en muchos aspectos, culturales, sociales, emocionalesincluso para la economía, por ejemplo, porque la desigualdad en el acceso a posibilidades económicas perjudica al avance económico general, no sólo a las mujeres que lo padecen. Su posibilidad de aportar al Producto Interno Bruto de sus países se reduce en una gran proporción, con lo cual donde existen más mujeres en pobreza y con baja educación se está desperdiciando la posible aportación que más de la mitad de la población puede darle.